Aumenta el número de las personas que "hacen la compra" en los contenedores de la basura
Mientras en Europa, según relataba recientemente el parlamento europeo se tira a la basura la mitad de la comida, en nuestras ciudades cada vez aumenta el número de las personas que hacen la compra en los contenedores de la basura
Son las 22.30 de la noche y el termómetro marca dos grados bajo cero grados en Zaragoza. A las puertas de El Corte Inglés se observa cómo, poco a poco, se va acercando gente con carros de la compra al lugar en el que se depositan los contenedores de basura. La misma imagen la he visto repetida en los últimos meses a la salida de un supermercado en la calle Juan Pablo Bonet o de San Juan de la Cruz
Imágenes que se están repitiendo por toda nuestra geografía. Decenas de personas, algunas de ellas con niños pequeños, esperan a que los trabajadores de los supermercados saquen el género caducado o los restos que ellos no pueden vender. En cuanto dejan el contenedor, todos se apresuran a sacar la comida que hay en su interior.
Latas de conserva, lácteos, carne envasada, fruta y verduras, todo les vale. "Yo vengo una vez por semana", nos cuenta una de las chicas mientras llena su carro apenas sin mirar lo que está cogiendo. "Todo está bastante bien, se puede comer", confirma. Y es que, el hambre no entiende de fechas de caducidad.
Mientras en Europa, según relataba recientemente el parlamento europeo se tira a la basura la mitad de la comida, en nuestras ciudades cada vez aumenta el número de las personas que hacen la compra en los contenedores de la basura, y el hambre, que ya parecía olvidado por estas latitudes, está volviendo con fuerza. Brutal contraste de esta nueva Europa que estamos construyendo.
