CRECE EL NÚMERO DE INFRAVIVIENDAS Y “SIN TECHO” EN NUESTRAS CIUDADES

Viviendas vacías, tiendas de campaña bajo los puentes y hasta nichos del cementerio albergan familias y personas deshauciadas y expulsadas de sus hogares a consecuencia de esta maldita crisis.

En un informe elaborado por Cáritas sobre la realidad de la vivienda en Aragón, del pasado mes de mayo , se puede comprobar cómo el número de familias que han decidido “ser okupas” para no dormir en la calle se ha incrementado de forma espectacular en dos años. Si en el 2008 eran 17 los casos que tenían controlados (el 0,5% de las 3.228 que atendían), el año pasado ya sumaban 159 ejemplos (el 5,3%). Que la crisis económica está generando efectos devastadores en los sectores más empobrecidos de la población resulta cada vez más obvio. Contemplar las consecuencias que está teniendo en un derecho tan básico para la familia como es el acceso a una vivienda digna es aún más desolador. Resulta complicado obtener datos exactos de un fenómeno cada vez más extendido como es la ocupación de inmuebles vacíos por parte de familias que hasta hace poco vivían en sus propias casas.

Ejemplos como el reciente desahucio en el barrio zaragozano de Valdefierro son cada vez más frecuentes. Ahora se está estudiando regular por ley la fórmula de la dación en pago, que permitiría a las familias que no pueden hacer frente a una hipoteca saldar la deuda con el banco entregando el inmueble. Y se da en el mismo momento en el que los bancos que prestaron en su día esas hipotecas acumulan pisos y pisos vacíos que no pueden colocar porque las dificultades económicas siguen complicando el acceso a la vivienda y a los préstamos cuyas condiciones los bancos han endurecido mucho a pesar de las ayudas recibidas para salvar el sistema financiero.

Pero en el análisis que hace el informe de esta situación, de la evolución del régimen de tenencia, también destaca otro apartado relacionado con cómo las familias en dificultades han acabado rediseñando su modelo vital. Este es el de las situaciones de realquiler: personas que han acabado en pisos ya alquilados a otras familias y que estas comparten a cambio de un precio y compartir gastos.  El número de familias atendidas por Cáritas en realquiler ha pasado de 305 en 2008 a 515 en 2010.  Casi el doble.

En las cifras no aparecen detalles que sí se observan en el trabajo a pie de calle, como que muchas familias que se ven forzadas a abandonar su vivienda tras un desahucio, acaban en pisos de alquiler que se encuentran en unas condiciones muy precarias (casi de insalubridad en algunos casos) solo porque el precio que pueden pagar es muy bajo.

Y otros muchos ni siquiera pueden acceder a una vivienda en alquiler o realquiler. Es el caso de mucha gente que duerme en la calle cada noche. Hoy lo de vivir debajo del puente es cada día menos frase hecha y más realidad. Y si no podemos dar un paseo por la ribera del Ebro en Zaragoza, o por los cajeros de nuestras ciudades, o por los soportales y entradas de garajes. Cada vez tiene más inquilinos durmiendo como pueden con sus escasas pertenencias.

Es llamativo el caso de la media docena de hombres que duermen cada noche en el cementerio de Torrero desde hace años.    Se acomodan en nichos, capillas en desuso y panteones, sin miedo a los difuntos ni a los espíritus. Después de buscarse la vida durante el día cada noche saltan la tapia y buscan su espacio en el complejo funerario para evitar ser vistos por los visitantes.

Esta es la realidad de Zaragoza y cada vez más la de Huesca, Teruel y las demás ciudades y pueblos aragoneses.

La falta de una vivienda digna es un problema cotidiano para un número creciente de personas y familias en Aragón. Es el resultado de convertir un bien básico en un objeto de negocio y especulación.

Es evidente que esto no marcha bien.Es hora ya de dejar de excusarnos con la crisis económica y transformar esta injusta sociedad desde sus mismos principios.

La solidaridad entre pueblos y ciudadanos es la única respuesta capaz de situar a la persona de nuevo en el centro de la vida económica y política desplazando del mismo el interés, la corrupción y el lucro.