El movimiento asociativo en Zaragoza y las comunidades cristiana
Fecundidad política
de las parroquias de Zaragoza
Decía el
famoso lingüista y analista político de tendencia libertaria Noam Chomsky que
en su país (EEUU), era tal el pensamiento unificado dominante que eran las
parroquias cristianas uno de los pocos reductos en los que se podía cultivar un
pensamiento diferente, crítico y libre. Y
es que frente la materialismo, el consumismo, el
hedonismo y el clasismo que
prácticamente se ha hecho norma en nuestras sociedades occidentales en
beneficio de los poderosos de la tierra, las comunidades cristianas son hoy,
como en todo totalitarismo, oasis en los que la gratuidad, el sacrificio, la
entrega por el otro, la igualdad real… en definitiva, la SOLIDARIDAD , se
cultivan y practican. Y es
así como a pesar de todas sus carencias, estos ámbitos han sido y son fecundos
en multitud de iniciativas de compromiso para crear sociedad e hilvanar tejido
asociativo.
La Iglesia ,
con sus parroquias, escribe Javier Urra, defensor el menor, ha
propiciado tradicionalmente el cine, teatro, forum… actividades para jóvenes
montañeros, grupos de matrimonios, de familias cristianas, que ha concitado
reuniones para la reflexión en base a encuentros, ejercicios espirituales… y
ahora ha ido replegándose ante una sociedad que ha cambiado sus hábitos respecto
a la espiritualidad (cuando no los ha abandonado). Lo cierto es que pocas redes
sociales han sustituido de algún modo el papel que la Iglesia realizaba. Existen
ONG e instituciones para la juventud, pero puntuales y dispersas.
Barrio Oliver, en 1953 |
Fue así como grupos
de personas, aprovechando las rendijas que ofrecía el régimen de Franco (en
este caso las Asociaciones de Cabezas de Familia, ACF) fueron creando el que llegó a ser el potente movimiento
vecinal zaragozano. Las primeras asociaciones nacen en Zaragoza en 1960 parejas
a los graves problemas de los barrios nacientes y pronto se extendieron a toda
la ciudad, a las cabeceras de comarca. Otro tanto ocurriría en Huesca y Teruel.
Las casas del barrio
de Casablanca carecían en los años 60 de agua corriente, de asfaltado, de
alumbrado... Los vecinos comenzaron a organizarse y a reunirse en la
parroquia o en los colegios de religiosos de la zona para reivindicar esos
servicios. En 1966 se autorizó la primera ACF. En el barrio de Valdefierro los
vecinos, en gran medida llegados en masa de la emigración del campo, se
organizaban para construir cuatro pareces y un techo, requisito éste último
imprescindible para dar al asentamiento la categoría de vivienda e
imposibilitar a la autoridad correspondiente el derribo y el desahucio. De
madrugada subían los guardias del ayuntamiento y antes de que los vecinos
pusieran el tejado tiraban las cuatro paredes, por lo que decidieron
organizarse para vigilar. Hoy todavía recuerdan como muchas veces el cura. José
Luis Irizar, era avisado cuando se
intentaba desahuciar a alguien y se enfrentaba a los policías con aquellas
palabras: “si han de demoler algo tiren la Iglesia”. Hasta el arzobispo
Morcillo hizo un esfuerzo por conseguir vivienda digna para los vecinos Ante la
problemática de estos barrios, escribió la famosa pastoral “con Dios a los
suburbios de Zaragoza”.
La asociación vecinal
de el Picarral surge en 1970 en el entorno de la parroquia de Belén en al que
venían trabajando desde hacía años un grupo de jesuitas. Una de las primeras
acciones de la asociación, junto con Cáritas y la parroquia fue crear la
guardería de Belén, un gran logro para el barrio. Un ejemplo más de cómo la
sociedad se organiza, décadas antes de que la administración apenas preste
atención a esos problemas cotidianos de las familias.
La asociación del
barrio de San José
se creó en 1973 al amparo de las parroquias de S. Agustín y S. Lino. Cuando el
gobernador civil, Ibáñez Trujillo, cerró todas las asociaciones vecinales, se
celebró una asamblea en el patio de la Iglesia
a la que asistieron unas 5.000 personas. El centro cultural
del barrio lleva hoy el nombre de Teodoro Sánchez Punter, por aquellos años secretario de pastoral
juvenil de la diócesis y párroco de S. Agustín, donde consiguió “que la parroquia estuviera totalmente
abierta al barrio, a sus necesidades, y al compromiso con el mundo obrero”.
La asociación de las
Fuentes nace a mediados de 1973 en torno
a una comisión gestora de inspiración cristiana. Las primeras reuniones para
constituir la asociación de la Almozara se celebraron en diciembre de 1972 en
el convento de las monjas de Sta Inés. El barrio Oliver se llamó durante muchos
años el barrio del cura (Mosén Oliver). Contribuyeron a crear la
asociación de vecinos militantes de la JOC, Cáritas, conferencias de S. Vicente
de Paul, grupos juveniles y comunidades cristianas. La asociación del barrio de
la Jota nació en 1974 de un grupo de la parroquia. Aún hoy
se recuerda la actuación del entonces párroco de San Pío X, Alfonso Milián,
actual obispo de Barbastro Monzón. En un barrio con muchas carencias, una de
las prioridades fue tener una iglesia y un club juvenil.
En Torrero hay que
destacar la labor del capuchino padre Venancio Huarte, primer consiliario de la HOAC zaragozana y que realizó una gran labor por
el barrio y por dotar de vivienda digna y condiciones salubres para sus
convecinos. El barrio le reconoció su labor con el nombre de una calle. Como
recientemente el barrio a inaugurado a una plaza con el nombre de “Angel Liso”,
presidente de la HOAC
Zaragoza en los años 60 y uno de sus militantes más
destacados. El sector de la Paz
era el barrio de las chabolas. El padre Damián quiso quedarse con los gitanos
del barrio y sus amigos le construyeron una chabola idéntica a la suya. El arzobispo
Cantero Cuadrado aprobó en 1968 el primer Secretariado Diocesano para la promoción del
pueblo Gitano, del que
fue nombrado presidente Antónimo Nieto Gabarre. La asociación organizó
cursillos de albañilería, casas para niño regentadas por las monjas. Nieto, y
el párroco Cesar Royo
recibieron por esas iniciativas la medalla de oro del Trabajo
Y así podríamos seguir con la aportación de las parroquias y los cristianos a refundación
de sindicatos y partidos políticos, albergando con hombres e infraestructuras
millares de encuentros y reuniones por toda la geografía española. Hasta la anticlerical CNT
se reconstituyó en Barcelona en una parroquia del barrio de Sants. Por todo
eso, y muchísimo más que se puede indagar en cada localidad, no es exagerado afirmar que la contribución de la Iglesia a crear
Sociedad fue determinante, aunque hoy apenas nadie se lo reconozca. Quizá sea
esta la manera de hacer cumplir el mandato evangélico de que no sepa tu mano
derecha lo que hace tu izquierda.