LA EXPO DE ZARAGOZA SIGUE DANDO PÉRDIDAS 4 AÑOS DESPUES DE CERRARSE

La expo, una ruina
La Expo de Zaragoza duró únicamente tres meses, del 15 de junio al 15 de septiembre de 2008, pero los edificios e instalaciones del recinto siguen generando pérdidas multimillonarias para la sociedad pública que la gestiona, controlada por el Gobierno aragonés. Según la cuenta de pérdidas y ganancias del último ejercicio, el de 2011, que se han aprobado en los últimos meses y a las que ha tenido acceso ABC, esta empresa pública (Expo Zaragoza Empresarial S.A.) perdió el año pasado 43,1 millones de euros. Se suman a los 9,8 millones de euros que también perdió en 2010. Es decir, en los dos últimos ejercicios económicos, unos 53 millones de euros de pérdidas. Y falta por saber cómo cerrará el actual 2012.
Unas pérdidas que se añaden alas que dejó la propia Expo durante su celebración: 502 millones de euros, según reveló en su momento el informe de fiscalización practicado por el Tribunal de Cuentas. Todo ello rodeado de un cúmulo de multimillonarios desfases presupuestarios en los que se incurrió cuando se construyó este recinto. Se edificó a lo grande y se saltaron los presupuestos previstos. Por ejemplo, el Pabellón Puente se presupuesto en 53,6 millones de euros y acabó costando 72,7; la Torre del Agua se proyectó por 40,1 millones, pero la factura final fue de 55; el Palacio de Congresos se presupuestó en 54,23 y salió por 82,8 millones; y el Pabellón de Aragón se proyectó en 21,7 millones de euros y al final costó 29,6 millones.
El Estado, durante el Gobierno de Zapatero, fue el principal accionista de la sociedad que se encargó de la Expo. Tras pasar el evento, la sociedad fue traspasada a la Comunidad autónoma junto a sus activos inmobiliarios, para los que ya por entonces se sabía que iban a tener difícil venta.

Las ventas no llegan

Cuando se diseñó la Expo, los responsables políticos insistían con optimismo en que el recinto se iba a convertir en próspero centro de actividad empresarial. Contaban con vender los pabellones, reconvertidos en espacios de oficinas y de negocios. Para reconvertirlos ha hecho falta afrontar también multimillonarios costes de obra, y sigue colgado el cartel de «se vende». A falta de compradores, la propia Administración regional ha optado por dar uso a parte de sus espacios como sede de servicios oficiales.
El recinto de la Expo queda en la lista de «activos tóxicos» inmobiliarios del entramado empresarial del Gobierno aragonés, uno de los espinosos asuntos que recibió heredados el PP cuando, en julio de 2011, accedió al Ejecutivo autónomo.

Más de 120 millones en avales

Mientras Expo Zaragoza Empresarial continúa acumulando pérdidas, el Gobierno aragonés se ha visto forzado a dar la cara ante las entidades financieras y presentarse como avalista de los préstamos que necesita la empresa pública para seguir adelante. Este año, el Ejecutivo regional avaló por 37,8 millones de euros a esta sociedad; el año pasado hizo lo mismo por otros 68 millones. En total, por tanto, 122,8 millones que Expo Zaragoza Empresarial ha pasado a disponer como crédito, pero si un día no pudiera devolverlos el Gobierno aragonés tendría que pagárselos a los bancos.
Por si eso fuera poco, los activos inmobiliarios de la Expo se siguen depreciando. Sus edificios valen ahora menos que cuando se tasaron tras ser construidos. Una depreciación que ha tenido que incorporar la sociedad a sus balances.
 
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