La solidaridad llega a los comedores escolares zaragozanos
La asociación Tío Jorge-Arrabal ha conseguido que dos alumnos del barrio
puedan comer en el colegio gracias a la solidaridad de otros vecinos.
Diferentes colectivos alertan de la escasez de becas y la reducción de
comensales en los comedores.
La escasez de becas de comedor y libros ha provocado que muchos niños que cumplían los requisitos no hayan recibido estas ayudas, pero también ha sido el detonante de una oleada de campañas solidarias que han surgido desde todo tipo de asociaciones, entidades sociales y ciudadanos anónimos. Tras los bancos de libros que han creado numerosos colegios para que ningún niño se quedase sin material curricular, una nueva iniciativa de la asociación vecinal Tío Jorge-Arrabal permitirá a varios alumnos sin recursos asumir el coste del comedor escolar.
De momento, ya son dos las familias que se han ofrecido a pagar a otros dos estudiantes del barrio los casi 100 euros mensuales que supone este servicio. “La realidad es que llegar a dos niños, cuando hay miles que lo necesitan, no es una solución definitiva al problema. Pero no es tan importante el número como el hecho de que haya gente dispuesta a colaborar con quien lo necesita”, explica el presidente de la asociación, Rafael Tejedor, quien espera que estas dos familias solo sean las primeras: “Ojalá vengan muchas más, porque lo que sí sobra es gente que necesita ayuda”.
Fuente: Heraldo
La escasez de becas de comedor y libros ha provocado que muchos niños que cumplían los requisitos no hayan recibido estas ayudas, pero también ha sido el detonante de una oleada de campañas solidarias que han surgido desde todo tipo de asociaciones, entidades sociales y ciudadanos anónimos. Tras los bancos de libros que han creado numerosos colegios para que ningún niño se quedase sin material curricular, una nueva iniciativa de la asociación vecinal Tío Jorge-Arrabal permitirá a varios alumnos sin recursos asumir el coste del comedor escolar.
De momento, ya son dos las familias que se han ofrecido a pagar a otros dos estudiantes del barrio los casi 100 euros mensuales que supone este servicio. “La realidad es que llegar a dos niños, cuando hay miles que lo necesitan, no es una solución definitiva al problema. Pero no es tan importante el número como el hecho de que haya gente dispuesta a colaborar con quien lo necesita”, explica el presidente de la asociación, Rafael Tejedor, quien espera que estas dos familias solo sean las primeras: “Ojalá vengan muchas más, porque lo que sí sobra es gente que necesita ayuda”.
Fuente: Heraldo