LA DGA PAGA LA CUENTA DE GM CON NUESTRA CARTERA
Por procedimiento de urgencia y en lectura única aprobaron las Cortes de Aragón el pasado mes de diciembre el aval de 200 millones de euros que General Motors necesita para conseguir el crédito que le permita lanzar la producción del nuevo modelo del Opel Meriva en su planta de Figueruelas. El consejero de Economía del Gobierno de Aragón ya había firmado previamente una subvención de casi 6 millones a GM pero parece que eso no era ni mucho menos suficiente para asegurar la producción del Meriva. Larraz se había reunido con el Ministro de Industria para ponerse de acuerdo en la lluvia de millones que uno y otro pensaban destinar a las multinacionales del automóvil de nuestro país con cargo a los fondos públicos. El Gobierno español aprobó el reparto de 800 millones en ayudas al sector del automóvil y lo pactó con las Comunidades que, como la nuestra, tienen importantes multinacionales de este sector asentadas en su territorio.
Es evidente que detrás de la decisión de la DGA de poner encima de la mesa esta cantidad de millones están los más de 7500 trabajadores que directa o indirectamente dependen de GM en Aragón. Desde el año pasado la empresa y los sindicatos del comité de empresa vienen negociando distintos expedientes de regulación de empleo que ya están mandando al paro a cientos de trabajadores de la multinacional. Los sindicatos se afanan en conseguir las mejores condiciones para los trabajadores de Opel que se vean afectados por los EREs pero, a juzgar por su clamoroso silencio, no les preocupa el paro definitivo de los trabajadores de las empresas proveedoras de la multinacional que con cada ERE ven recortada drásticamente su actividad. Se ve que para los sindicatos hay trabajadores de primera y de segunda.
Esta apuesta de la DGA demuestra una vez más la falta de planificación sobre el empleo en Aragón. Esto le ha llevado a nuestro gobierno regional a seguir los dictámenes de las grandes empresas asentadas en nuestra región para tratar de evitar la destrucción masiva de empleo. Por otra parte, da la impresión de que detrás de tanta crisis financiera y económica se está gestando la reconversión del sector de la automoción derivado del próximo e irreversible agotamiento de las energías derivadas del petróleo.
Es evidente que detrás de la decisión de la DGA de poner encima de la mesa esta cantidad de millones están los más de 7500 trabajadores que directa o indirectamente dependen de GM en Aragón. Desde el año pasado la empresa y los sindicatos del comité de empresa vienen negociando distintos expedientes de regulación de empleo que ya están mandando al paro a cientos de trabajadores de la multinacional. Los sindicatos se afanan en conseguir las mejores condiciones para los trabajadores de Opel que se vean afectados por los EREs pero, a juzgar por su clamoroso silencio, no les preocupa el paro definitivo de los trabajadores de las empresas proveedoras de la multinacional que con cada ERE ven recortada drásticamente su actividad. Se ve que para los sindicatos hay trabajadores de primera y de segunda.
Esta apuesta de la DGA demuestra una vez más la falta de planificación sobre el empleo en Aragón. Esto le ha llevado a nuestro gobierno regional a seguir los dictámenes de las grandes empresas asentadas en nuestra región para tratar de evitar la destrucción masiva de empleo. Por otra parte, da la impresión de que detrás de tanta crisis financiera y económica se está gestando la reconversión del sector de la automoción derivado del próximo e irreversible agotamiento de las energías derivadas del petróleo.
